Género en la gestión pública – Nivel básico
La capacitación en torno al enfoque de género suele tener un enfoque teórico que se nutre de un área académica muy compleja y dinámica llamada Estudios de Género. Esto, sumado a que el género es un asunto que atraviesa las creencias personales y la vida privada de todas las personas, hace que muchas veces los funcionarios y funcionarias malinterpreten o sientan inseguridad ante la terminología y los conceptos que se usan al hablar de enfoque de género.
Es normal que nos sintamos confundidos ante palabras y términos que son relativamente nuevos para nosotros. Además, por los asuntos que abarca el tema del género, todos y todas tenemos ideas preconcebidas que pueden aumentar la confusión, los errores, y la falta de claridad conceptual.
En esta unidad aprenderás o aclararás algunos de los conceptos básicos que aparecen siempre al hablar, al escribir o al leer sobre equidad de género.
Es importante que, como servidores y servidoras públicos, afiancemos muy bien estos conceptos, pues es lo que permite hablar un mismo lenguaje y no confundirnos o cometer errores a la hora de plantearnos metas y estrategias en este tema.
Desde que nacemos se nos atribuyen unos roles, características, expectativas y responsabilidades distintas dependiendo de si nacemos hombres o mujeres. Por ejemplo, a las niñas se les viste de un color y en sus juegos se privilegian ciertas actividades, mientras que a los niños se les viste de otro color y en sus juegos se privilegian otros roles y otras actividades. Esto sucede debido a la existencia de un sistema de creencias según el cual los hombres tienen ciertas características (fuertes, capaces, inteligentes, competitivos...) y las mujeres tienen otras (débiles, cuidadosas, dulces, sumisas…). Este sistema de creencias que asigna roles y características dependiendo de si nacemos hombres o mujeres es una construcción social. Esta construcción social es a la que hacemos referencia cuando hablamos de género.
Sexo y género son los dos primeros conceptos que aprenderás, o reforzarás, con el fin de no confundirlos en el futuro.
CONCEPTO BÁSICO # 1: SEXO
El sexo hace referencia a las características biológicas de hombres y mujeres que son de tipo genético o cromosómico (gen XX y gen XY), hormonal (testosterona y progesterona) y/o morfológico. Todas estas características están determinadas al nacer.
CONCEPTO BÁSICO # 2: GÉNERO
Hace referencia a la construcción social alrededor de lo femenino y lo masculino. Esta construcción social define roles, estereotipos, y constituye un orden muy rígido.
Al entender la diferencia entre sexo y género entendemos que el sexo con el que nacemos NO es lo que asigna y define roles en la sociedad. Nacer hombre o nacer mujer no implica comportarnos de una manera o preferir unas actividades a otras. Esos roles los ha asignado la sociedad rotulando algunas características y comportamientos como masculinos, y otros como femeninos.
Sigamos…
Esta asignación de roles empieza a condicionar nuestra vida desde que nacemos hasta que llegamos a ser adultos. El problema fundamental de esta diferenciación es que ha generado desigualdades en la manera en que los recursos se distribuyen entre hombres y mujeres en la sociedad.
Por ejemplo:
Por creer que a las niñas les corresponden ciertas actividades y actitudes, y a los niños otros, es que se cree que los hombres tienen más capacidad para tener un cargo directivo. Y esta creencia no es inofensiva. Por el contrario, lleva a que en efecto sean más hombres los que dirigen empresas en el mundo, lo que conlleva a que los hombres ganen más dinero y posean más recursos que las mujeres.
Podemos encontrar otro ejemplo en el lado opuesto. ¿Has notado que muchas mujeres hacen en sus familias las labores del cuidado de niños, ancianos y personas enfermas, sin recibir remuneración por esas tareas? Esto se debe a la creencia de que las mujeres son más cuidadoras y les corresponden esas actividades por el mero hecho de ser mujeres.
Pero estas cosas no le ocurren a los hombres y a las mujeres por el simple hecho de haber nacido hombre o mujer. Como ya vimos antes, esto ocurre por la existencia de un sistema de creencias que asigna roles y características dependiendo de si nacemos hombres o mujeres. Con base en esto, podemos afirmar que este sistema de creencias ha generado desigualdades en el acceso a recursos entre hombres y mujeres.
Por fortuna, esto es una construcción social que, aunque se haya vuelto muy rígida, no deja de ser eso: una construcción social. Para alcanzar la igualdad es necesario modificar las creencias, patrones e ideas que ayudan a que esas desigualdades se mantengan, e incluso se profundicen.
CONCEPTO BÁSICO # 3: DESIGUALDAD DE GÉNERO
Comprender que sexo y género son dos conceptos distintos permite introducir el tercer concepto básico que aprenderás a continuación: desigualdad de género.
La desigualdad de género se refiere a las discriminaciones, exclusiones, o violencias que experimenta un grupo debido a la estructura del género, es decir, debido al sistema de creencias que les asigna roles distintos a las personas en virtud de haber nacido mujeres u hombres.
En el caso de las mujeres la desigualdad de género se manifiesta en:
- Diferencia de oportunidades para el acceso a la educación, al trabajo.
- Desigualdad de recursos como la tierra, las propiedades, el poder político.
- Desigualdad de representación. Esto se refiere a la falta de participación equitativa de hombres y mujeres en roles de liderazgo, toma de decisiones y cargos políticos.
- Desigualdad en la Violencia de Género, que incluye agresiones físicas, sexuales o psicológicas dirigidas de manera desproporcionada hacia las mujeres.
Además de generar estas desigualdades para las mujeres, la construcción social alrededor de lo masculino y lo femenino incluye otras creencias como: “el relacionamiento afectivo, amoroso y erótico se debe dar entre personas de diferente sexo”, o “Un hombre debe vestir como hombre y expresarse de una forma masculina”, o “Un hombre o una mujer no pueden cambiar de sexo”.
Estas creencias se convierten en normas sociales y son la causa de que algunas personas o grupos sufran discriminación. Por ejemplo, las mujeres u hombres que no cumplen con la norma de lucir y actuar femeninas o masculinos (según la norma social lo impone), las personas lesbianas, gais o bisexuales, y las personas que transitan de sexo, son discriminadas en entornos familiares y sociales.
CONCEPTO BÁSICO # 4: ORIENTACIÓN SEXUAL
Se refiere a la atracción física y emocional hacia otras personas y no está determinada por el sexo. Esto quiere decir que nacer hombre o nacer mujer no determina sentir atracción física y emocional hacia uno u otro sexo.
La creencia de que las personas lesbianas, gais y bisexuales son “inadecuadas” o hacen “algo malo” se desprende de creer que incumplen lo dispuesto por la estructura de género. Esto hace que sufran mayor discriminación y violencia física.
CONCEPTO BÁSICO #5: IDENTIDAD DE GÉNERO
Hace referencia a la relación entre nuestro sexo biológico y el género con el que nos reconocemos. El sistema de creencias del género dicta que las personas tienen que identificarse obligatoriamente con el género que les asigna la sociedad al nacer. Sin embargo, hay personas que no se reconocen con su sexo biológico, y por eso su expresión de género, o no es la esperada de acuerdo con el sistema de creencias, o quieren cambiar de sexo.
Es importante tener presente que en estos casos las personas se pueden ver expuestas a toda clase de discriminación y a distintas violencias.
CONCEPTO BÁSICO # 6: EXPRESIÓN DE GÉNERO
Se refiere a las maneras en las que decidimos mostrar el género con el que nos identificamos frente a los demás.
Es un concepto importante de entender porque las personas que deciden vestirse o comportarse de una manera distinta a la que la estructura de género indica suelen recibir burlas, discriminaciones o violencias.
¿QUÉ PODEMOS CONCLUIR AL REVISAR ESTOS CONCEPTOS?
La comprensión de estos conceptos debe ayudarnos a hacernos conscientes de que los grupos que llevan la peor parte de las desigualdades que se producen en la sociedad debido a la construcción social del género son:
- Las mujeres, que son afectadas por la desigualdad entre hombres y mujeres que genera la estructura de género.
- Las lesbianas, gais, bisexuales, transexuales y queer, que son grupos afectados por no cumplir con los parámetros y expectativas de la estructura de género.
Es importante reconocer que los hombres heterosexuales son afectados también por la estructura de género. Sin embargo, quienes sufren mayor vulneración, mayores desigualdades y mayores violencias debido a la estructura de género son las mujeres y los grupos LGBTIQ+
Al comprender que el género es una construcción social que ha generado desigualdades, comprendemos también que es posible cambiar las ideas y los patrones que lo sostienen con el objetivo de generar más igualdad.
El siguiente concepto nos define y marca esa meta que queremos alcanzar: la igualdad de género.
CONCEPTO BÁSICO # 7: IGUALDAD DE GÉNERO
Este curso se concentra en estrategias que desde la gestión pública municipal nos lleven a dar pasos y tomar decisiones que conduzcan hacia la igualdad entre hombres y mujeres. Por esa razón, cerraremos esta unidad con un último concepto básico: igualdad de género.
La igualdad de género debe ser una meta para la administración municipal. Por eso, estando de acuerdo en el significado del concepto “igualdad de género”, los servidores y servidoras públicos tendrán la suficiente claridad para conducir la administración hacia esa meta.
La igualdad de género se refiere a la igualdad de derechos, responsabilidades y oportunidades de todas las personas, independientemente de su sexo, orientación sexual, identidad de género o expresión de género.
La igualdad de género implica la eliminación de la discriminación basada en la construcción social del género y la promoción de la equidad entre mujeres y hombres en todos los aspectos de la vida.
Muchas veces se cree que la desigualdad de género es una percepción, es decir, que la desigualdad entre hombres y mujeres no es “real” y es una cuestión de percepción o puntos de vista.
¡Esto es muy problemático, especialmente si esa creencia se instala en servidores públicos! Si se cree que la desigualdad de género es percepción va a ser imposible tomar decisiones para acabarla desde la gestión pública municipal.
Para dejar de creer que la desigualdad de género es un asunto de percepción es fundamental conocer la brecha de género. La brecha de género visibiliza que la desigualdad es real y se puede medir.
En esta unidad aprenderás en detalle qué es la brecha de género. Con esta información clara te será más fácil liderar o trabajar por la incorporación del enfoque de género en la gestión pública municipal.
APRENDER A VER LA BRECHA DE GÉNERO
Desde hace algunos años, para analizar la desigualdad de género en una población se invita a los gobiernos a observar la brecha de género. De forma general se puede decir que la brecha de género es lo que nos permite ver que, frente a una misma situación, hombres y mujeres experimentan consecuencias diferentes.
Para ver la brecha de género es necesario, en primer lugar, definir un aspecto, un tema o un indicador.
Sigamos con algunos ejemplos concretos.
En el nivel nacional, el DANE mide indicadores como la población ocupada laboralmente según sexo.
Para el trimestre julio-septiembre de 2023, la población ocupada se distribuyó así:
13.490 hombres ocupados versus 9.660 mujeres ocupadas
Esta diferencia entre hombres y mujeres con respecto a este indicador nos muestra una desigualdad en la participación en el mercado laboral entre hombres y mujeres y hace medible la desigualdad de género. En la unidad anterior estudiamos la desigualdad como un concepto, pero ahora, gracias a que observamos estos datos, podemos ver que es real.
Graficando los datos para este indicador, la brecha de género se ve así:
Cuando vemos estos datos, podemos y debemos hacernos preguntas como:
- ¿Por qué ocurre esto?
- ¿Qué tendríamos que hacer desde la gestión pública para cerrar esta brecha? Es decir, ¿Qué tendríamos que analizar y hacer para que más mujeres encuentren una ocupación en el mercado laboral?
Ver la brecha de género es crucial porque nos sintoniza con la acción y nos enfrenta a la pregunta de qué hacer para cerrarla.
BRECHA DE GÉNERO Y DATOS MUNICIPALES
Las preguntas que nos llevan a observar la brecha de género también nos las podemos hacer frente a toda clase de datos municipales.
Por ejemplo, al hacernos preguntas como ¿cuántas mujeres versus cuántos hombres ocupan cargos directivos en la alcaldía municipal?, o ¿cuántas mujeres versus cuántos hombres conforman el concejo municipal?, podremos obtener los datos que nos permitan observar la brecha de género en la distribución del poder político.
También podemos ver la brecha en aspectos micro de la vida municipal. Podemos preguntarnos, ¿cuántas niñas versus cuántos niños usan la cancha de un parque? En este caso, si encontráramos que el número de niñas es muy bajo, podríamos empezar a preguntarnos qué consecuencias tiene que las niñas usen menos el parque y qué se necesita para que haya más igualdad en el uso de este espacio público.
Imagínate que la administración municipal se preguntara esto: ¿cuántas mujeres versus cuántos hombres se movilizan a pie? Si al hacerse esta pregunta se identificara que son más mujeres las que se movilizan a pie, puede ser que una acción de la administración orientada a adecuar más pasos peatonales en las calles del municipio se convierta en una acción con enfoque de género, pues los datos indican que beneficiará diferencialmente a las mujeres.
¡Te invitamos a conocer la experiencia de un gobierno municipal en Suecia con la brecha de género y la toma de decisiones en la gestión pública! En este municipio, al preguntarse cómo la misma problemática afectaba de manera diferente a hombres y mujeres, se pudo hacer visible la brecha de género. Esto le permitió a la administración tomar decisiones con perspectiva de género.
De ahora en adelante, el concepto de brecha de género debe ser una herramienta constante en tu trabajo como servidora o servidor. Este concepto es el que nos acerca realmente a la práctica del enfoque de género en la gestión pública municipal.
En esta unidad aprenderás tres principios o premisas que no se pueden dejar de lado nunca si se quiere llevar el enfoque de género a la práctica en la gestión pública.
Se trata de principios que debemos entender y mantener en nuestra mentalidad como servidores y servidoras públicos. Pero, además de eso, también es importante comunicárselos constantemente a otros funcionarios de la administración municipal para que ellos empiecen a tenerlos en cuenta.
¡Te sugerimos escribir estos principios en una cartelera y ponerla en la oficina de género! Así, se promueve que tanto quienes trabajan en esta área, como otros funcionarios de la alcaldía que se acerquen, los tengan presentes y los integren a su forma de pensar.
PRINCIPIO #1
TODOS LOS TEMAS DE LA GESTIÓN PÚBLICA SON DE MUJERES
Es común que creamos que hay un “paquete” de temas que le corresponde trabajar a la oficina de género: “los temas de mujeres”. En este paquete se suele incluir: educación, salud sexual y reproductiva, infancia, cultura, etc. ¡Pero las mujeres abarcan el 50% de la población! Una gestión pública de calidad no puede dejar de lado las necesidades del 50% de la población ni restringir las necesidades de las mujeres sólo a unos temas.
Las necesidades de las mujeres incluyen todos los temas de la gestión pública: empleo, seguridad ciudadana, acceso a crédito, desarrollo urbano, vivienda, etc. A veces, los prejuicios colectivos o individuales nos llevan a creer que hay unos temas que corresponden más a lo hombres, como por ejemplo los temas relacionados con propiedad de tierras, o incluso los temas agrícolas. ¡Justamente en estos temas los servidores y servidoras públicos estamos llamados a hacer visible la brecha de género!
Todos los temas de la gestión pública impactan y afectan a las mujeres de manera diferencial. No hay un solo tema de la gestión pública en el que no debamos esforzarnos por ver la brecha de género y tomar decisiones y acciones para cerrarla.
Cuando se aborda un tema de la gestión pública sin preguntarse por la brecha de género, se lo está abordando sin tener en cuenta al 50% o más de la población del municipio. Esto significa que la administración estaría abordando ese tema sin considerar a la mitad o a la mayoría de la población del municipio, de una manera que no es representativa ni justa, y dejando de lado a quienes probablemente sufren las mayores afectaciones.
PRINCIPIO #2
NO SE NECESITA UN PRESUPUESTO ADICIONAL
Como todos los temas de la gestión pública son temas de mujeres, la gestión pública con enfoque de género no se trata de hacer un presupuesto aparte para los temas de mujeres. Por el contrario, se trata de incluir siempre acciones que consideren generar igualdad para las mujeres en todas las áreas, planes, programas y proyectos de la administración.
Por ejemplo: supongamos que el municipio tiene ya un programa de vivienda con presupuesto asignado que contempla la construcción de casas. Aplicar el enfoque de género al tema de vivienda no consistiría en solicitar un programa aparte para las mujeres… Si creemos eso, lo más probable, teniendo en cuenta las limitaciones presupuestales de la administración, ¡es que no consigamos nada!
En lugar de buscar programas o presupuesto adicionales, lo que podemos hacer es garantizar que al menos el 50% de las viviendas se les entregarán a mujeres. Es absolutamente razonable que un programa de vivienda considere entregarle la mitad de la vivienda a la mitad de la población adulta del municipio.
¿Recuerdas el ejemplo que vimos en la unidad anterior del municipio en Suecia que quería atender la problemática municipal de las vías peligrosas llenas de nieve? Ese ejemplo nos demuestra que no son necesarias asignaciones presupuestales adicionales para implementar el enfoque de género.
Dale otra mirada al video de la Unidad 2 para convencerte de que con los mismos recursos con los que ya cuenta la administración podemos contribuir a cerrar la brecha de género.
PRINCIPIO #3
LAS NORMAS, LAS POLÍTICAS PÚBLICAS Y LOS PROYECTOS NO SON NEUTRALES AL GÉNERO
A veces creemos que las normas, los documentos de política o los proyectos son neutrales al género porque “benefician a todos”, “al municipio”, “a la población”, “a la ciudadanía”, etc. Pero no es correcto afirmar ni pensar que las normas, las políticas o los proyectos son neutrales al género por el hecho de no especificar las características de sus beneficiarios.
¿Has escuchado alguna vez decir que un proyecto de la administración contempla a “toda la ciudadanía” y como no excluye explícitamente a nadie eso indica que no se está obstaculizando el acceso de las mujeres al proyecto, pues ellas también hacen parte de “la ciudadanía”? ¿Te resultan conocidas opiniones de ese estilo? Pues bien, son posturas incorrectas que pierden de vista que si no se mencionan explícitamente a las mujeres se les puede terminar excluyendo, porque, como vimos antes, tradicionalmente se les excluye de ciertos temas en virtud de la estructura de género. La estructura de género condiciona la posibilidad de las mujeres de acceder a toda clase de recursos y oportunidades.
Veamos esto con un ejemplo.
Supón que el gobierno municipal aprueba una política pública que incluye la entrega de 20 créditos. La política pública no dice que los 20 créditos no le serán entregados a mujeres o que le serán entregados exclusivamente a hombres, pero lo más probable es que esto ocurra exactamente así. ¿Por qué? Debido a la estructura de género, los hombres ganan más que las mujeres. ¿Por qué? Porque debido a los roles asignados socialmente, los hombres tienen mayor acceso a trabajos más estables y mejor remunerados. Recordemos, además, que los hombres por lo general no tienen a cargo labores domésticas ni de cuidado.
Por todo lo anterior, los hombres tienen un mejor perfil para acceder a los créditos de la política pública. Entonces, aunque parezca algo neutral no decir si los 20 créditos son para hombres o para mujeres, no es en absoluto neutral, porque las mujeres están en desventaja de entrada. Esa supuesta neutralidad a lo que lleva es a profundizar la desigualdad entre hombres y mujeres.
Si queremos superar esa desigualdad no podemos asumir esa supuesta neutralidad. Por el contrario, debemos garantizar que los proyectos, políticas, planes y presupuestos contemplen acciones explícitas encaminadas a cerrar la brecha de género.
Ninguna norma, ninguna política y ningún plan o proyecto son neutrales al género. Por eso, es necesario construirlos, ejecutarlos y evaluarlos con enfoque de género.
Hasta acá, has aprendido conceptos básicos en el tema de género con el objetivo de evitar confusiones y hablar siempre en un mismo lenguaje, has aprendido también sobre la brecha de género para hacerte consciente de que la desigualdad es real y se puede ver, y, finalmente, has aprendido unos principios o unas premisas de trabajo que no se pueden dejar nunca de lado si queremos que la gestión pública con enfoque de género se materialice.
El último paso para terminar el nivel básico de este curso, es que aprendas qué hacer para identificar las necesidades de las mujeres.
En esta unidad aprenderás dos procedimientos para averiguar de manera eficiente las necesidades de las mujeres en tu municipio.
ENFOQUE DE GÉNERO EN EL DIÁLOGO CON LA CIUDADANÍA
Un procedimiento regular de la administración para obtener información relevante debe ser el diálogo con la ciudadanía. Es un medio efectivo, entre otras cosas, para conocer las necesidades de grupos de ciudadanos. Sin embargo, al entablar diálogos con la ciudadanía es fundamental que se adopten estrategias específicas para escuchar de manera efectiva a las mujeres.
Pese a que muchas cosas han cambiado, las mujeres siguen teniendo barreras para hacer que su voz se escuche. Por ejemplo, en los cuerpos colegiados de debate y toma de decisiones como el Congreso, las Asambleas y los Concejos Municipales, las mujeres no alcanzan ni siquiera el 50% de representación (pese a que son el 50% de la población). Esto conlleva a que muchas veces sus necesidades no puedan ser puestas sobre la mesa.
¿Sabías que sólo un 5% de los alcaldes del mundo son mujeres? Esto hace que muchas veces, cuando se habla de las necesidades de la ciudadanía, no se consideren las necesidades de las mujeres.
Es por esto que cuando la administración municipal abre espacios de diálogo o participación ciudadana, se debe tener especial cuidado en diseñarlos para facilitar y promover la asistencia y la intervención de las mujeres (es decir, que digan lo que piensan, necesitan, o saben). Es difícil que las mujeres asistan, pero si lo logramos no debemos conformarnos con eso… ¡Hay que facilitar que intervengan o que sus ideas sean escuchadas!
Estos son algunos consejos que debes tener cuenta a la hora de dialogar con la ciudadanía o hacer espacios de participación:
- Si las mujeres son el 50% de la población, procura que en tu diálogo las mujeres sean el 50% de las participantes.
- Al invitar a las mujeres a participar, hay que tener en cuenta los horarios en los que pueden asistir. Por ejemplo, horarios que no se crucen con sus actividades de cuidado.
- Para conocer la opinión de las mujeres, la administración debe ir a donde están ellas y no esperar a que ellas acudan a la alcaldía. Para esto, se deben buscar los sitios más frecuentados por las mujeres. Si se sabe, por ejemplo, que las mujeres suelen ir por los hijos al colegio, es más estratégico ir a preguntarles algo a la salida del colegio que invitarlas a la alcaldía municipal.
- Si vamos a hacer preguntas en el ejercicio de participación, debemos buscar que las respuestas a las preguntas siempre se puedan distinguir entre hombres y mujeres. Así, sabremos de qué manera el problema afecta de forma particular a las mujeres. Por ejemplo, si la administración va a preguntar qué lugares le hacen sentir inseguro/a en el barrio, y va a poner un mapa para que la gente ubique lugares, puede hacer que las mujeres pongan un punto verde y los hombres un punto amarillo. De este modo se podrán observar los puntos en donde la percepción de inseguridad se concentra en mayor medida para las mujeres.
- Hay que crear espacios seguros donde las mujeres se sientan empoderadas para expresar sus opiniones, considerando sus experiencias únicas y desafíos particulares. Asimismo, es crucial evitar estereotipos y prejuicios que puedan limitar la participación activa de las mujeres en el proceso de diálogo ciudadano. Al fomentar una comunicación inclusiva, se contribuye no solo a la equidad de género, sino también al desarrollo de políticas y acciones más justas y representativas para toda la comunidad.
- Si al final del diálogo la administración toma una decisión, debemos preguntarnos siempre cómo las decisiones tomadas van a ayudar a cerrar la brecha de género.
Para aprender a obtener información relevante de la ciudadanía te invitamos a tomar el curso de Diálogo ciudadano. Con este curso adquirirás conocimientos y herramientas para dialogar de manera efectiva con la ciudadanía, sin cometer los errores más usuales que hacen que los servidores públicos tengan una percepción negativa de la participación y no experimenten sus beneficios.
Conoce el curso Diálogo ciudadano aquí.
USO DE DATOS DESAGREGADOS
Los datos estadísticos nos ayudan a describir y comprender mejor una situación o problemática. Por ejemplo, el dato “la tasa de desempleo del municipio de San patricio es del 12,5%” nos ayuda a describir una situación. Pero, ¿de quiénes nos habla esta tasa de desempleo?
Los datos agregados o cantidades totales no son suficientes para reflejar las condiciones de vida de una población que no es homogénea. Por esta razón, un primer paso para poder identificar las necesidades de las mujeres es usar datos desagregados.
Los datos desagregados permiten ver la brecha de género y poner en datos la afectación que una problemática tiene para las mujeres. Esto nos ayuda a ver que hombres y mujeres enfrentan diferentes consecuencias frente a un mismo fenómeno y nos permite medir o cuantificar la brecha de género.
Al medir la brecha de género, los gobiernos pueden tomar decisiones adecuadas para abordar de manera diferenciada las necesidades de mujeres y hombres. Y gracias a haber cuantificado la brecha, también podrá medir qué tanto contribuyen sus decisiones al cierre de la misma.
Sin datos desagregados por sexo es muy difícil conocer la situación real de las mujeres y actuar para disminuir la desigualdad. Para conocer las necesidades de las mujeres tenemos que lograr que en la mayor parte de los problemas que abordamos exista información específica sobre cómo el problema está afectando a las mujeres.
Para mejorar tus capacidades en el uso de datos desagregados te invitamos tomar el curso de Estadísticas territoriales. En la Unidad 6 del Módulo 1 (Conceptos básicos), podrás adquirir conocimientos y herramientas para utilizar y analizar datos desagregados por sexo.
Conoce el curso Estadísticas territoriales aquí
EVALUACIÓN FINAL
Te invitamos a responder este test de evaluación sólo si has trabajado el contenido completo de todas las unidades del nivel básico y te has familiarizado con todas las herramientas.
El test está compuesto de 7 preguntas de selección múltiple con una única respuesta correcta.
Al completar el test obtendrás los resultados. Analiza tu desempeño y repasa los temas en los que no hayas seleccionado la respuesta correcta.
Después de leer el enunciado cuidadosamente, selecciona la respuesta correcta. Sólo una respuesta es correcta.